Para representar una sustancia química utilizaremos la fórmula química que nos indicará los tipos de átomos que la forman así como el
número
o proporción de estos átomos en dicha sustancia.
El objetivo de la formulación y nomenclatura química es que a partir del nombre de un compuesto sepamos
cuál es su fórmula y a partir de una fórmula sepamos cuál es su nombre. Antiguamente esto no era tan fácil, pero gracias a las normas de la I.U.P.A.C.
la formulación puede llegar a ser incluso
entretenida.
Cuando estudiamos las configuraciones electrónicas de los átomos
vimos que los electrones de la capa de valencia tenían una importancia especial ya que eran los que participaban en la formación de los enlaces y en las
reacciones químicas. También vimos que los gases nobles tenían gran estabilidad, y
eso
lo achacábamos a que tenían las capas electrónicas completas. Pues bien, tener las capas electrónicas completas será la situación a que tiendan la
mayoría de los átomos a la hora de formar enlaces, o lo que es
lo mismo a la hora de formar compuestos.
¿Cómo pueden conseguir configuración de gas noble los átomos? Pues de tres formas: ganando, perdiendo o compartiendo electrones con otros átomos. En los elementos de los primeros períodos la capa de valencia se completa
con
ocho electrones. Los átomos con pocos electrones de valencia (alcalinos,
alcalinotérreos, etc.) tenderán a perderlos
dando lugar a ion positivos (catión)
y formando en general compuestos iónicos. Los átomos con muchos
electrones de valencia (halógenos, calcógenos, etc.) tienden a ganarlos dando lugar a ion negativos (anión) y formando en general
compuestos iónicos. Los átomos con un número intermedio de electrones (el grupo más
característico es el grupo del
carbono) tenderán a compartir electrones con
otros átomos dando lugar a compuestos covalentes.
¿Pero, cuántos átomos de un
elemento se
combinarán con los átomos de
otro elemento? Lo primero que debemos saber es que los
compuestos son eléctricamente neutros, excepto los
ións
cuando los formulemos
aparte. Es
decir, la carga que aporten todos los átomos de un
compuesto tiene que ser globalmente nula, debemos tener en un
compuesto tantas cargas positivas como negativas. Pero para saber cuál es la carga que aporta cada átomo vamos a emplear un concepto muy útil
que se llama número de oxidación.
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